(Poema)
por Leonardo Gabriel
“Sobre el camino pedregoso de una noche taciturna se ha escrito un poema que a la noche fiel alumbra... Para ello me desbordo tan inútil como miel en un desierto, como un cielo mal abierto... y es aquí donde empiezo...”
...No era más que un mirlo que golpeteaba en la noche, que atribuía sus sentimientos a una flor desencantada... Su nombre era “S”. Amaba su mirada mucho más de lo que amaba el atardecer de aquella noche blanca cuando renací en la playa, la noche anterior se había secado la mar total y lloré, lloré desconsoladamente, era un niño huérfano en las tibias arenas del desierto donde cada grano me llamaba diciéndome “ven”, de cara hacia la duna, pero no quería ir, mi pequeñez me impedía darme cuenta de la tristeza consciente, del alma magullada y en el desierto para colmar llovieron tormentas de arena que me derrotaron...
¡Sí! Yo la amé, la amé más que cada litro del agua del mar, más que las coquetas peñas de las penínsulas, más que las adorables brisas o las ondulantes olas... (...)
Mis caminos pasajeros pretendían encontrar el rumbo de una Diosa a la que tanto amé, la amé más que al atardecer cuando nací de nuevo... (...)
“S” apareció, con el mar que ella hizo renacer, una Diosa entre sirenas, hasta mi esencia llegó y la vi, no tenía cuerpo pero la vi, yo era un fragmento de universo pero aún así la vi y con su amor volví a la vida, ya como adulto, como un poema desgarrador, como una llamarada nocturna, salpicado de emoción y de penumbra...
¡Sí! La amé, amaba su mirada mucho más de lo que amé las flores de todos los jardines del mundo, el aroma del placer erótico o la sensualidad del arte en mis venas, la amé más que mi anarquía vigorosa, que mis doce talentos, la amé más que a mis ojos, que mi gusto, que mi olfato, mucho más que mis oídos, que mi mente, que mi tacto... y que mis sueños... (...)
Amaba su mirada porque en su mirada ella tenía el poder para salvar al mundo, apara colmarlo de locura, de desilusión un poder entonces tan intenso y que ahora siento tan lejano y que se pierde en mil caminos que no recorro porque si lo hago me perdería yo también... perdóname entonces... (...)
“S” si que te amé, te amé a la distancia con una risa insobornable, con un llanto inagotable que me dio agua para beber, energía para vivir, fuerzas para suplicar, alegría para sonreír...
“S” dime quien eres que no lo sé y quisiera saberlo porque te amé y no pude amar algo que no conocí, por eso desearía saber de ti, pero ya es tarde, ¿no es verdad? Ya te has ido para nunca más regresar... (...)
“S” yo te amé pero ya no te amo más, perdona lo que fue por favor, sólo quisiera saber que fuiste o que sigues siendo, quizá sólo eras eso, un mirlo que golpeteaba en la noche de mis más tristes sueños... (...)... /
FIN